Con esa premisa nació uno de los movimientos más interesantes que se hayan dado en Mazatlán, mismo que incluyó dos aspectos que en esos tiempos, cuando lo inició, no se combinaban todavía muy bien. El Internet y las generaciones mayores de 40 años de edad para adelante.
Pero Peche, vía correo electrónico supo aglutinar a una enorme caudal de seguidores a los que se les denominó “Pechesuarios” los que se fascinaban con los descubrimientos que iba haciendo Peche. Gracias a esta entusiasta labor, se logró crear un enorme banco fotográfico, el cual inmerecidamente no tiene un recinto especial, son de esas cosas que uno no entiendo en Mazatlán. Por ahí andamos vendiendo acuarios y buscando crear parques centrales de primer mundo y no somos capaces de crear espacios para nuestro legados históricos. ¡Carajo!.
Peche tuvo muchos seguidores y algunos derivaron en otros tipos de movimientos similares, claro está, que ninguno de ellos ha podido igualar, hasta ahora, la labor de Peche, la que el humildemente reconocía “como de todos”.
Peche, creemos, se fue satisfecho con lo que logró en vida. Tal vez esperando que el legado gráfico, por su movimiento rescatado, tuviera su recinto oficial. No logró verlo en vida. Pero seguros estamos que donde quiera que ahora se encuentre nos estará mandando “mensajes” a los mazatlecos para que continuemos, pero bien, su labor y construyamos, algún día y sin tener que dar en “APP” o trayendo “genios mercantiles”: el Museo Gráfico de Mazatlán.
Como muestra de todo lo que representó Peche, en los siguientes links les dejamos el reconocimiento que le hicimos en 2008 y la entrevista que también en ese mismo año le hiciera Gabriela Herrera.
¡Hasta Pronto Peche!…
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